Uncharted: Drake’s Fortune

Desarrollador: Naughty Dog (los de Crash Bandicoot y Jak and Daxter)
Distribuidor: SCEA
Disponible en: PlayStation 3

Naughty Dog inició hace cinco años una trilogía que fundamenta su éxito en la fórmula del blockbuster veraniego: disfrute, disfrute y disfrute para toda la familia. Acción de alto standing, piruetas, chascarrillos, tendencia a lo fantástico y un rostro conocido que llena la pantalla y acapara las miradas de todo el mundo. Grandes presupuestos. Arcos argumentales de manual de guión. Diversión con certificado de calidad, sin más pretensiones que entretener y hacer reír y vibrar -¿acaso puede haber una motivación más importante y a la vez menos valorada?-. Uncharted: Drake’s Fortune (en adelante Uncharted) consigue algo a menudo obviado pero al alcance de muy pocos: que el juego en su totalidad sea una travesía agradable y que lo que en otros títulos es materia de repetición, aquí sea una cuestión de rejugabilidad. La dinámica se repite y a pesar de ello el juego se disfruta, no al revés. Sigue leyendo

Representar jugando

Para poder explicar con algo de inteligibilidad lo que en mi cabeza ahora mismo es una amalgama de ideas y conjeturas más o menos coherentes, recomendaría dedicar una lectura al artículo de PopMatters titulado Too Much Play to Pause. Si no es posible por falta de tiempo o ganas (lo entiendo), trataré de resumirlo en lo siguiente: el autor, Mark Filipowich, se pregunta por la naturaleza acelerada (fast paced) de la acción del videojuego, por la responsabilidad del diseñador de mantener al jugador en un estado constante de amenaza, «siempre haciendo cosas», por la capacidad del medio de crear historias sin sacrificar la interactividad, estableciendo que «incluso el juego más lineal y simple es comunicado a través del progreso del jugador en el mundo, no a través del consumo pasivo», por esos niveles de gameplay donde parece que lo único que se persigue es desencadenar la siguiente cinemática (¿para qué jugamos? ¿es el juego un fin en sí mismo o un medio para alcanzar una historia?), y regala un símil entre Taxi Driver y Crazy Taxi, dos obras sobre taxistas que son diametralmente opuestas en su propuesta para entretener y hacer reflexionar. Sigue leyendo